Los errores más comunes de las empresas que las hacen fracasar
Al margen del contexto y los factores externos, que para la gran mayoría de los empresarios y emprendedores han sido muy difíciles en estos años (y aún lo siguen siendo) muchas veces se cometen errores de organización y planificación que hacen naufragar determinados proyectos. Si estás a punto de lanzarte a una nueva aventura empresarial, o si eres el artífice de una pyme que aún no ha arrojado los frutos esperados, deberías tener en cuenta cuáles son los errores más usuales por los que fracasan determinadas empresas:
- No tener ningún tipo de estrategia
Para iniciar un negocio hay que planificar bien las cosas con antelación. Parece algo obvio, pero no son pocos los empresarios que no crean ningún tipo de estrategia a la hora de concebir una iniciativa empresarial. Por carecer de planes de contingencia para echar a andar una idea o no tener fuentes de financiamiento como ‘Plan B’ si las cosas se tuercen, se cometen muchos fallos, se pierden muchas oportunidades, y esto hace que los negocios no vayan como deberían.
- Sin presupuesto mensual de gastos
Despreocuparse por el campo económico, gastando al comienzo sin ninguna previsión ni medida es uno de los errores más letales. Está muy bien que destinemos una inversión adecuada para gestar el negocio, pero debemos diseñar un presupuesto mensual de gastos. Es conveniente poner el foco en los denominados “gastos hormiga” (los pequeños que podrían evitarse, pero que a lo largo de un año representan una cifra importante). También hay que evitar las inversiones sin sentido, que hacen perder más dinero del que se gana, casi sin darnos cuenta.
- Pérdidas de dinero sin pensar en alternativas
Hay aspectos fundamentales para abrir un negocio, empresa o emprendimiento. Si necesitas un local, obviamente requieres alquilar o adquirir una sede física. Pero la elección resulta clave. Se puede llegar a gastar mucho más de lo debido por elegir una oficina más cara solo por tener mejor ubicación, por no encontrar alternativas, o simplemente por no saber negociar. Un ejemplo a tener en cuenta: si tu negocio no requiere de gran envergadura, puedes acudir a los centros de negocios que proliferan hoy en día. Son espacios donde alquilas despachos e incluso contratas servicios como facturación, secretarias e insumos de oficina sin tener que desembolsar montos muy elevados. Es una buena alternativa para dar tus primeros pasos como empresario.
- Carecer de una buena política de gestión
No tener una buena política de atención y de gestión de clientes atenta contra tu empresa. También “no saber llegar” al cliente, e incluso confiarse demasiado en su palabra o fiando en vez de cobrar cuando resulta adecuado. En épocas de crisis, hay quienes se aprovechan de la situación para exigir más flexibilidades de pago que las necesarias. En estos casos, no debes ser “permeable a todo”. Tus necesidades son tan importantes como las de quien requiere tus servicios.
- Estar mal rodeado por personas incompetentes
La elección correcta de personal es uno los pilares de cualquier iniciativa. Si te rodeas de personas no válidas para sus puestos (para ahorrar sueldos o por urgencias para comenzar con el negocio, que nunca son aconsejables) eso se traducirá en una pésima gestión. Esto implica directamente que no sepas gestionar tu empresa, y que el rumbo, más temprano que tarde, no sea el adecuado. La gestión es clave para que el negocio funcione bien.
- No asignarse un salario
Muchas personas que tienen una empresa no se asignan un salario, por lo que acaban gastando en cuentas personales lo que necesitan. A veces menos de lo que necesitan, pero en muchos casos más de lo que la empresa podría permitirse en ese momento. Que tengas un salario soluciona muchos problemas, aporta previsibilidad, organización y orden para que tu negocio salga adelante.
- La planificación equívoca de la plantilla
Si de sueldos hablamos, cuando necesites contratar personal, hay que evitar un error muy común: no estar al corriente de los salarios que se ofrecen en el mercado a los empleados del perfil que requieras. Hay que controlar bien estas cuestiones, teniendo en cuenta que la plantilla de una empresa es clave para su éxito o para su fracaso. Si tus empleados están desmotivados o se encuentran mal, serán determinantes en el mal funcionamiento de un negocio. Hay que planificar bien al personal que se necesite y elegir a los mejores, dentro de tus posibilidades. Garantizar una plantilla estable, sin rotaciones frecuentes por renuncias del personal o despidos, sería lo ideal.
- Escasez de visión
Esto hace que no puedas ver más allá del momento que actual que estás viviendo, que no se planifique un futuro mejor (incluso en los casos donde el presente no sea adverso). La empresa puede llegar a fracasar por falta de visión estratégica de quienes la llevan adelante. Conformarse con lo que hay sin pensar que algo puede cambiar para mejor es otro de los errores más comunes.
- Falta de marketing y publicidad
Muchas empresas creen que esto no resulta necesario. Es un error gigantesco que tiene consecuencias graves para el desarrollo de un negocio. Saber cómo promocionarse es clave para cualquier tipo de rubro o actividad. Resulta absolutamente necesario. Pero no hagas nunca la labor de promoción de una manera “artesanal”. Contrata los servicios de especialistas idóneos, y más hoy en día, con las ventajas que te aportan las redes sociales y las nuevas tecnologías. Por otra parte, el marketing no solo es dar a conocer tu servicio o producto (otro de los errores más usuales de cómo lo interpretan los empresarios). También tiene que ver con el precio, producto, la promoción y el lugar donde lo venderás. Hay que analizar estas áreas antes de emprender. Pero muchísimos no lo hacen.
- Sin mediciones ni indicadores
No tener indicadores ni métodos para medir resultados son dos de los errores más comunes que hacen fracasar a las empresas. Debe realizarse un control minucioso de resultados, rendimientos y eficiencias en la estructura de una empresa. Una mala “ingeniería” organizacional genera conflictos, desorden y, en definitiva, caos.
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