10 trabajos que molan en peligro de extinción

Trabajos tan nombrados como el de community manager (o gestor de redes sociales), técnico en marketing digital, analista SEO/SEM o desarrollador de aplicaciones móviles copan las ofertas de trabajo en la actualidad. Por el contrario, las profesiones que nuestros padres y abuelos definían como ‘de toda la vida’ corren peligro de desaparecer para siempre y, con ellos, las costumbres y la tradición artesana heredada a lo largo de varias generaciones.

¿Cuáles son esos trabajos en peligro de extinción? Te lo contamos.

1. Cartero

Cada vez es más extraño abrir el buzón del correo y recibir una carta que no sea una temida multa de tráfico u otro tipo de notificación administrativa. El uso del correo electrónico y del whatsapp ha fulminado el intercambio de cartas y, ahora, pone en peligro la profesión de cartero, inmortalizada incluso en famosas películas.

2. Agente de viajes

¿Cuándo fue la última vez que fuiste a una agencia de viajes para organizar tus vacaciones? La lluvia de ofertas de vuelos y viajes en internet y la posibilidad de compra desde nuestro smartphone han barrido del mapa a las agencias de viajes y sus asesores.

3. Dependiente de videoclub

Fue uno de los negocios más rentables en la década de los 80 en España. En casi todos los barrios, junto con la tienda de ultramarinos, la panadería o el quiosco de prensa, aparecía el videoclub como oferta puntera de ocio en casa… ‘¿Y tú de quién eras?’: ¿de VHS o Beta?

4. Costurera/Sastre

Series de éxito en televisión como ‘El tiempo entre costuras’ o ‘Galerías Velvet’ han homenajeado el oficio del corte y confección y han disparado las ventas de máquinas de coser automáticas. Sin embargo, la producción textil en serie ha arrinconado el trabajo artesanal de costurera/sastre que, curiosamente, gana enteros entre las aficiones de mujeres y hombres que encuentran diversión y relax entre agujas.

5. Técnico de laboratorio fotográfico

Las nuevas generaciones ni se imaginan lo que era posar para una foto de familia y no saber si habías cerrado los ojos en el preciso momento del disparo. ¿Y os acordáis del drama del velado del carrete si se abría la cámara de fotos por accidente? En la era del selfie y los instagramers, el revelado fotográfico ya es historia.

6. Impresor

¿Cuántas personas abren un libro en papel o un periódico por las mañanas en el metro o el autobús? El libro electrónico y las aplicaciones de lectura online en tablets y smartphones han relegado a los soportes en papel a un reducto para nostálgicos. Con este panorama, el sector de las artes gráficas busca reinventarse y abrir mercado en la edición digital.

7. Afilador

Un característico sonido en escala musical de silbato (conocido por el nombre de ‘chiflo’ o ‘chifla’) anunciaba en las calles de pueblos y ciudades la llegada del afilador en su bicicleta o moto. Era el momento de sacar cuchillos y tijeras que ya no cortaban bien para que este profesional les diera una segunda oportunidad y nos los devolviera como nuevos.

8. Tonelero/Cubero

Como, en su día, ocurrió con el noble oficio de tinajero, la profesión de tonelero/cubero está llamada a desaparecer o, al menos, quedar como un reducto de calidad para renombradas bodegas. La producción artesana de barricas de roble representa ahora un artículo de lujo frente a las instalaciones mecanizadas de acero inoxidable.

9. Farero

‘Un escarpado acantilado y el haz de luz de un faro que corta una densa niebla en medio de una noche cerrada’… es la puesta en escena de no pocas novelas y películas de intriga con las que han crecido varias generaciones. Sin embargo, los nuevos dispositivos de señalización para el transporte marítimo y aéreo han reservado a los pequeños faros que salpicaban la costa el papel de históricos guías para grandes navegantes.

10. Barquillero

Y para cerrar este ranking con un sabor dulce, homenajeamos un oficio ambulante que ha estado presente en verbenas y fiestas populares de toda España durante décadas. El barquillero ofrecía a los paseantes la posibilidad de probar, a cambio de una moneda, una tirada en la ruleta de latón del depósito de crujientes barquillos y obleas de elaboración artesanal… Sin duda, una oferta tentadora.

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