En principio parece que todo el mundo está de acuerdo en que no es una buena práctica, pero puede ocurrir que en la entrevista de trabajo te pregunten por el sueldo que cobrabas en tu anterior empresa o en tu actual trabajo, en el caso de que vayas a la entrevista mientras trabajas en otro sitio. La mejor opción para no mentir, pero tampoco decir la verdad, es optar por una respuesta diplomática del tipo: “cobraba la media del sector”. Aunque hay quien opta por decir una cantidad exacta pero algo mayor que la real para así asegurarse al menos cobrar en la misma empresa la misma cantidad (mayor que la real) que hemos dicho en la entrevista.
Tanto si hablamos de franjas salariales como de una cifra en concreto, lleva algo pensado de casa (aunque luego te hagas el interesante dándola a conocer). Esto es bueno porque al llevarlo pensado y no improvisar, no te arriesgas a dar una cifra por debajo de lo que realmente es. Según los expertos, para ponerle cifra a tu puesto de trabajo debes tener en cuenta cuánto vale tu CV en el mercado (experiencia, formación, etc.); tu salario anterior del que ya hemos hablado; el tipo de empresa (tamaño, historia, etc.); tu situación personal y necesidades; y las exigencias del puesto al que optas (responsabilidades, horarios, etc.). Así por tanto habrás llegado a la conclusión de una cifra mínima bajo la cual no vas a trabajar.
Normalmente los salarios se negocian al año y en bruto (es decir, con las pagas incluidas y sin impuestos aplicados). Así que lleva esa cifra preparada, pero también puedes llevarla mensual.
En un primer momento, ve con la idea de que el tema del salario lo saque el entrevistador. Es posible (porque ocurre ya en muchas ofertas) que el salario está cerrado antes de que vayas a la entrevista y no tengas que hablar del tema, pues hay muchas empresas que ya utilizan fórmulas como: ‘sueldo según convenio’ o directamente lo indican en su oferta y no dejan margen a la negociación. Si no estás en ninguna de estas situaciones, deja que sea el entrevistador el que saque el tema.
Si da la casualidad de que tu entrevistador no saca el tema, es probable que al final te deje un último turno para plantear dudas. Entonces no te va a quedar más remedio que sacar tú el tema. Utiliza fórmulas como: ‘No es lo más importante pero no habíamos hablado del tema del salario, no sé si manejan ustedes alguna cifra al respecto’. Se trata de darle poco importancia (aunque sabemos que la tiene) pero también sabemos que en España hablar del tema parece que es de mal gusto.
Cuando no te quede otra alternativa que dar una cifra (que no parezca que no quieres darla, aunque de primeras lo evites) hazlo con tranquilidad y sobre todo mirando a los ojos del entrevistador, de manera relajada, evitando cualquier resquicio de agresividad. En ese momento es importante aguantar la mirada, aunque sea difícil porque en un primer momento no diga nada. Una vez que te haya dado una respuesta a tu cifra, se abre el tiempo de negociar o no. Si la acepta, perfecto; y si sugiere una cifra más a la baja, no pasa nada por decirlo siempre manteniendo la calma y alejándote de la agresividad, con argumentos de peso como tu experiencia, formación, etc.
Si aceptan sin más, nunca te enterarás si podrías haberles pedido un poco más y hubieran aceptado.
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