Si ya es de por sí difícil tener un trabajo, como por desgracia indican los datos de paro, todavía más complicado es tener un empleo que realmente nos guste. Si es tu caso, te damos la enhorabuena; si tienes empleo pero no es un trabajo que te llene, siempre tienes la posibilidad de intentar cambiarte a un empleo mejor; y si te encuentras actualmente en situación de desempleo, te animamos en tu búsqueda de trabajo y te recomendamos que estés pendiente de las ofertas de empleo y los consejos para encontrar trabajo que puedes encontrar en Oficina Empleo.
Sin embargo, hay casos en los que una persona ama el trabajo que realiza pero, por diferentes circunstancias, decide dejarlo. ¿Por qué renunciar al trabajo que amas entonces? Pues, entre otras cosas, por razones como estas…
Puede que el trabajo que tengamos nos llene, pero los que no se llenen sean nuestros bolsillos y, por mucho que nos guste lo que hacemos, decidamos dejar nuestro empleo porque el salario no está acorde con nuestro trabajo.
Por mucho que nos guste lo que hacemos, si tenemos un jefe que nos hace la vida imposible es probable que contemplemos la opción de dejar nuestro trabajo. No es lo justo ni es la mejor opción posible, pero antes que el trabajo está nuestra salud -física y mental- y también nuestra felicidad.
Puede que el malo o la mala no sea tu jefe o tu jefa, sino que sean tus propios compañeros de trabajo los que no te traten bien y, aunque también sea injusto, prefieras dejar tu empleo antes que seguir aguantando un ambiente laboral insano.
Suena idílico y romántico pero, si tu pareja vive en otra ciudad o en otro país, puede que llegue el momento en que uno de los dos tenga que renunciar a su trabajo para trasladarse y poder vivir en pareja.
No deberíamos renunciar a un trabajo sólo por el hecho de ser madres o padres y menos aún si se trata del trabajo de nuestra vida. Pero las dificultades para conciliar la vida laboral con la vida familiar hacen que muchas personas, especialmente las madres, decidan renunciar a su trabajo para poder cuidar de sus hijos.
La falta de reconocimiento por parte de la empresa no sólo se refleja en el salario, sino también en el trato al trabajador y en la ausencia de promociones o ascensos que premien el esfuerzo, la valía y el compromiso del empleado con su empresa. Si llevas mucho tiempo en el mismo lugar, no has obtenido ningún reconocimiento a tu trabajo y crees que tu situación no va a cambiar nunca, tal vez sientas que lo mejor es que renuncies a tu trabajo por mucho que te guste. Eso sí, siempre que sea posible, después de haber encontrado otro empleo…
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