Ventajas de los jóvenes europeos que no tenemos en España

En España es más de uno de cada dos. Y la tasa media de desempleo juvenil dobla con creces la tasa de desempleo de los adultos en la mayoría de los Estados miembros. En total unos 7,5 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años no trabajan, ni estudian, ni se forman (los llamados ‘ni-nis’). Con estas cifras y estas diferencias entre nuestro país y el resto, es evidente que algo se está haciendo de manera distinta pero, ¿qué es?
1. La forma de encontrar el primer trabajo
Ya solo con ver la forma en la que los jóvenes encuentran su primer empleo se pueden deducir las primeras diferencias. Y es que a simple vista parece que los jóvenes del resto de Europa parten desde una posición de mayor igualdad que los españoles. Y es que según el Observatorio Cegos (grupo líder en formación y desarrollo), los jóvenes españoles (el 23 por ciento) reconocen que su primer empleo lo encontraron gracias a contactos personales, es decir, amigos, familiares, conocidos de amigos, etc. Este porcentaje disminuye 3 puntos si analizamos todos los jóvenes de los países de nuestro entorno como Francia, Italia, Alemania o Reino Unido.
Los jóvenes de Francia e Italia por ejemplo encontraron su primer trabajo con una candidatura espontánea, presentándose a una empresa y vendiendo su imagen y aptitudes. También destacan los británicos donde el 23 por ciento encontró su primer empleo en portales de especializados y anuncios en prensa. Así por tanto, parece que la igualdad en una candidatura está más garantizada fuera de nuestras fronteras.
2. Los ‘minijobs’ alemanes
Mucho se ha hablado de los ‘minijobs’, esos pequeños trabajos dirigidos a jóvenes de no más de 15 horas a la semana y 400 euros de sueldo. ¿Son efectivos? La cuestión es que Alemania solo tiene una tasa de desempleo juvenil del 8,5 por ciento, seis veces menos que en España. Las autoridades alemanas (que desarrollaron este modelo en 2003) consideran estos trabajas como un punto de partida para sus jóvenes, para no ‘sacarles’ del sistema, y de hecho hay más de siete millones de ellos ocupando estos puestos.
3. La llamada ‘formación dual’
Alemania, Dinamarca, Austria y Suiza por ejemplo, aplican en sus modelos de Formación Profesional la llamada ‘formación dual’, o de ‘trabajador/aprendiz’, que consiste en que los jóvenes empiecen a trabajar desde el aula. Con este modelo, la FP se cursa en el centro y en la empresa. Por tanto, el aprendiz se convierte en un empleado de la compañía durante al menos dos años. Este tipo de estudios son ofrecidos generalmente por las firmas privadas que tienen así su propia bolsa de futuros empleados. Sobre todo, suele darse en los técnicos FP más demandados y combatir su escasez.
4. Ventajas a la italiana
Italia tiene también una alta tasa de desempleo juvenil aunque es prácticamente la mitad que la española (29,1 por ciento). Allí una de las medidas que se han puesto en marcha en los últimos años para frenar estas cifras ha sido la de renovar el sistema de prácticas formativas en empresas y además presentar un plan por el que las empresas reciben ventajas fiscales si hacen indefinido al 30 por ciento de los jóvenes con un empleo formativo.
5. Reino Unido e Irlanda
En el Reino Unido uno de cada cinco jóvenes está en el paro y el 10 por ciento forma parte del colectivo ‘ni-ni’. Para reducir la incidencia del paro en este colectivo, una de las medidas que en los últimos años aprobó el Gobierno fue el llamado ‘contrato de juventud’, que consiste en dar incentivos a grandes empresas a cambio de emplear a jóvenes de entre 18 y 24 años. Por cada contratación, la compañía recibirá alrededor de 2.580 euros.
Este programa se completa con la oferta de 250.000 prácticas. La expectativa era generar 430.000 puestos de trabajo en tres años. Además, al igual que en Irlanda, aplica la llamada garantía de empleo a los jóvenes, instrumento con el que se garantiza que hasta los 25 años, reciben una oferta de trabajo, educación, un aprendizaje o un período de prácticas durante 4 meses. En España existe la garantía juvenil, cuyo objetivo es favorecer las oportunidades a jóvenes que aún no han conseguido su primer empleo.
6. Francia y sus escuelas laborales
En Francia combaten el desempleo juvenil a través de las escuelas laborales que combinan el aprendizaje de un oficio y el desarrollo de prácticas en empresas, con la posibilidad de que se conviertan en un contrato. Muy parecido al sistema de formación dual alemán. La tasa de paro entre los menores de 24 años en Francia se sitúa en el 22 por ciento. El Gobierno de Hollande aprobó hace poco unas ayudas de 450 euros destinadas a jóvenes sin formación, pero vincula esta prestación al desarrollo de una actividad formativa o curso.
7. Programas de autoempleo que no cuaja en España
Otra de las opciones para luchar contra el paro juvenil es la apuesta por el autoempleo. Países como Alemania y Francia llevan a cabo planes en este sentido. Los germanos aplican un programa en la universidad para que sus estudiantes puedan desarrollar sus propios negocios. En concreto, se ofrecen ayudas mensuales de entre 800 y 2.500 euros durante un año para formarse y sacar adelante el proyecto. En Francia, existe un plan de ayudas de 450 euros para que los jóvenes reciban cursos de formación para ser autónomos, y otra iniciativa que incentiva con 6.000 euros proyectos empresariales. En España los jóvenes no confían mucho en el autoempleo. La mayoría de los jóvenes lo tienen claro, y puede que sea porque tienen miedo al fracaso.
De hecho, según las conclusiones del Libro Blanco del Emprendedor en España, los jóvenes españoles prefieren la estabilidad (77 por ciento) y un ingreso fijo (70 por ciento) antes de crear su propia empresa. Según el estudio, los jóvenes españoles no son emprendedores porque están “acomodados” y tienen un gran miedo al fracaso y al riesgo. Según las conclusiones del Libro Blanco del Emprendedor, habría menos temor al fracaso si se aprende y se potencia desde la escuela el carácter emprendedor, para que estos puedan desarrollar competencias como autonomía, confianza y la toma de decisiones en entornos de riesgo.
8. Los incentivos suecos
En Suecia por ejemplo se incentiva trabajar en el extranjero, concretamente en la vecina Noruega a través del pago de dietas con el objetivo de ofrecer a sus jóvenes la experiencia de trabajar lejos de su lugar de residencia y que aprendan de ello.
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