Perfil profesional de un promotor
La mayor parte de los negocios que existen hoy en día (y de siempre) han sido dirigidos a las ventas. El promotor (en sus diferentes variedades) se dedica precisamente a vender los productos de la empresa para la que trabaja y proteger su buena imagen y reputación. ¿Tarea fácil? En absoluto. Para poder hacerlo bien hace falta tener una serie de cualidades. Muchas de ellas serán innatas pero otras se pueden aprehender y trabajar.
1. Estudiar bien el producto.
¿Qué es lo que vas a vender? El promotor debe conocer ‘al dedillo’ cómo es, sus características y para quién va dirigido. Es más, el promotor ha de creerse su propio producto y ponerle la pasión necesaria para llegar al objetivo final: la venta.
2. Estudiar bien al público objetivo.
¿A quién se lo vas a vender? Tan importante como conocer el producto es conocer al público objetivo, a quien tiene que ir dirigido. El buen promotor conoce sus características, su estatus social, económico, cultural, sus necesidades…
3. Habilidades en comunicación.
Por su puesto, el buen promotor debe saber bien cómo comunicar su mensaje y eso pasa por tener ciertas cualidades que propicien cierta empatía con el consumidor. Huelga decir que ha de ser amable, correcto, positivo, educado, etc.
4. Buena imagen.
Aunque suene superficial, la imagen del promotor es lo primero que percibimos y lo primero con lo que nos quedamos. Nuestro primer juicio de valor se basa en la imagen que demos. Así que el buen promotor ha de ser limpio, ir aseado y bien vestido.
5. Sin timidez.
El buen promotor debe hacer cuantos más clientes, mejor. Y para eso una de sus armas es no ser tímido, pero eso sí, siendo equilibrado, no hay que pasarse. Hay que preguntar sin miedo al posible cliente, ‘abordarle’ de manera educada sin temor.
6. No hay que desmotivarse.
Vender un producto es un trabajo muy duro y a veces necesitamos mucho tiempo y muchas vueltas para cerrar una venta. Podemos estar días, semanas y meses sin vender nada (imagina un promotor inmobiliario), por eso hay que tener esa circunstancia muy clara para no caer en la desmotivación y en la desesperanza.
7. Paciente.
Muy en la línea de lo anterior, el promotor también tiene que tener mucha paciencia. Los clientes pueden llegar a pensárselo mucho, a hacer muchas preguntas. No pasa nada, siempre manteniendo la compostura, la venta puede llegar a realizarse, solo hace falta que se madure.
[su_s
|