Jornada intensiva vs jornada completa: ¿qué es mejor?
Antes de ver si es mejor tener horario intensivo o jornada partida, y sea cual sea el tipo de jornada que tenemos a lo largo del año, debemos valorar algo más importante: que si tenemos una jornada laboral, aunque no nos guste, significa que tenemos un empleo. Aunque el trabajo nos guste todavía menos que la jornada que tenemos y aunque pensemos que nuestro trabajo no puede estar peor pagado. Si es tu caso o a día de hoy te encuentras en situación de desempleo, te recomendamos que consultes las ofertas de trabajo existentes en Oficinaempleo.com.
Ahora sí, si nos preguntamos qué es mejor entre jornada intensiva y jornada completa, la mayoría de nosotros lo tendremos claro: la jornada intensiva. Y más aún si sólo tenemos jornada intensiva en verano y/o los viernes durante el año o, peor aún, si en nuestro trabajo nunca tenemos jornada intensiva, sino jornada completa… e “intensa”.
A la hora de elegir entre jornada intensiva y jornada completa como la mejor opción, las razones para quedarnos con la jornada intensiva ganan a los motivos para preferir la jornada completa. De entrada significa que tendremos las tardes libres, que no tendremos que dedicar una o dos horas (en algún caso, incluso hasta tres) a comer y a hacer tiempo hasta volver a trabajar, que tendremos más tiempo libre y que la conciliación entre la vida laboral y familiar será, en la mayoría de los casos, más sencilla.
Claro que igual de respetable es la opción de preferir la jornada completa, que también tiene sus partidarios y sus ventajas en comparación con la jornada intensiva. Por ejemplo, madrugar menos (por lo general) que quienes tienen jornada intensiva y, por lo tanto, poder acostarnos algo más tarde; no tener que trabajar durante 7 u 8 horas seguidas, sino trabajar a jornada partida; y no comer tan tarde como quienes tienen jornada intensiva y salen de trabajar a las 15:00 o las 16:00.
Respetando, por supuesto, a quienes entre jornada intensiva y jornada completa preferís esta última, parece que las razones para preferir la jornada intensiva parecen más sólidas. Sobre todo una que resume sus ventajas: que, por lo general, tenemos que dedicar menos tiempo a trabajar y más tiempo para dedicárselo a los demás y a nosotros mismos.
El problema es que en pocos casos podremos elegir entre jornada intensiva y jornada completa, sino que tendremos que adaptarnos a los horarios de las empresas. Y ya sabemos la importancia que suelen dar las empresas a las preferencias de sus trabajadores…
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artículo, en mi opinión, negativo y haciendo uso del deporte nacional, “la queja”. El jefe es un c@b##n, la empresa es un símbolo de esclavitud, y trabajar es una obligación tediosa y que a nadie le gusta.
Creo que lo que nos hace falta, es valorar el empleo, valorar al empresario, que genera riqueza y puestos de trabajo PARA TODOS, y sobre todo, ser más positivos y predicar con el ejemplo.
Creo que un portal de empleo, que habla mal del empleo, va mal encaminado. Mi consejo es que sean positivos y reorienten su estrategia. Y por último, usando su razonamiento, si estamos obligados a trabajar ocho horas al día, ¿qué ventaja tiene hacerlo amargado?, desde luego, para mí, ninguna
Lo que hay que valorar es a los trabajadores. La jornada partida es una esclavitud que sólo se da en España en la proporción en que lo hace. Los países europeos avanzados dejan a su trabajador salir a las 3, las 4 y las 5:30 como muy tarde. Aquí en España tenemos que comernos jornadas hasta las 8,9 y encima estar contentos. Mientras tanto el empresario se va de comilonas, golf y demás. Trabajar para vivir, no vivir para trabajar. Eso es lo que se necesita.
¡Hola Jesús! Estamos totalmente de acuerdo: Trabajar para vivir, no vivir para trabajar. Gracias