El crecimiento del comercio electrónico, el e-commerce que tantas veces oímos, nos facilita mucho la vida como usuarios de internet, pero al mismo tiempo nos la complica dentro del mercado laboral.
La razón es muy sencilla: mientras compramos o miramos algo que nos gusta por internet, no hay un empleado que nos venda o nos informe en una tienda física. Y eso significa un puesto de trabajo menos.
Si sumásemos todas las compras y búsquedas de productos que se realizan por internet, la cantidad de trabajadores sin empleo no sería igual a esa suma de usuarios porque un mismo empleado atiende cada día a varios clientes potenciales. Pero, aunque el resultado de la suma no sea el mismo, sí que asusta pensar la cantidad de empleos que se han podido destruir en los últimos años a causa del crecimiento de las compras online y más aún pensar en el imparable avance del comercio electrónico en un futuro cercano.
El desarrollo del comercio electrónico no sólo nos afecta laboralmente, en sentido negativo, en cuanto al número de empleos existentes, sino también en relación a los perfiles profesionales que se demandan. Las empresas cada vez demandan menos vendedores en el sentido tradicional del término y más ingenieros informáticos capaces de desarrollar sistemas de comercio electrónico, plataformas de pago por internet y aplicaciones.
Además, las empresas también demandan profesionales expertos en márketing digital que consigan tanto captar clientes como analizar el gran volumen de información para sacar el máximo rendimiento a su negocio. Y, al mismo tiempo, también son cada vez más necesarios los profesionales relacionados con la logística y la distribución, el transporte de mercancías y la preparación de pedidos, cuyo perfil profesional te explicamos en este artículo reciente.
La pregunta es: ¿Compensa la generación de puestos de trabajo relacionados con la compra online como informáticos, expertos en márketing digital y profesionales relacionados con la logística con la destrucción de empleos tradicionales como los de vendedor?
La respuesta, a día de hoy, es no. Y más si tenemos en cuenta que muchas pequeñas y medianas empresas tradicionales, que precisamente tenían el trato personal con el cliente como un valor diferencial, no pueden competir con las grandes plataformas de compra online. Ni siquiera, como ya han hecho muchas pequeñas empresas, facilitando la compra online de sus productos. Ya se sabe: si no puedes con tu “enemigo”, únete a él…
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