La llegada del verano puede suponer también que a la vuelta de las vacaciones nos encontremos con un panorama diferente en nuestro puesto de trabajo. Es un clásico llegar y ver que ha habido cambios y que tenemos un nuevo jefe al mando de la nave. Se trata de un cambio que puede llegar a ser traumático porque rompe como lo que había establecido y eso genera una alteración lógica. Vamos a ver si con estos consejos podemos superarlo.
1. Primera impresión (tuya).
Ya sabemos de sobra que nos dejamos llevar por las primeras impresiones. Trata de que en el caso de tu jefe no sea así. Es decir, que el momento de verle por primera vez no te lleve a prejuzgarle o que, si lo haces, tengas bien en cuenta que son simplemente juicios de valor sin fundamento y que no van a influir en tu comportamiento.
2. Primera impresión (suya).
La primera impresión que tu jefe tenga sobre ti también cuenta, pero tú partes con la ventaja de que puedes intentar cuidarla previamente. Trata de mostrarle confianza y fidelidad, que es lo que suelen buscar los jefes en sus equipos. Y no has de cuidar solo la actitud, también tus formas de actuar y hasta de vestir. Que se encuentre con alguien proactivo pero sin llegar a ser cansino ni a parecer un trepa. Todo en su justa medida.
3. Busca información.
Si quieres tener más datos para hacerte una idea de cómo es tu nuevo jefe, tal vez puedas hallar más información por ejemplo en LinkedIn u otras redes sociales. Posiblemente eso te ayudará a conocerle un poco más antes de tener más confianza. Incluso en algunos sectores muy cerrados, en los que todo el mundo se conoce, tengas a algún conocido que haya coincidido con él o ella, así que puedes pedir información a través de esa vía también. Eso sí, anda con pies de plomo, no hables mal de nadie ni hagas juicios de valor sobre la información que recibas, dale el beneficio de la duda al menos; ya sabes que cada uno cuenta la feria según le ha ido en ella.
4. Facilita su integración.
Para que el equipo funcione y consiga sus objetivos es importante que haya una integración de todos sus miembros. Tu jefe es el último en llegar así que tendrá que integrarse. Para ello es necesario que se facilite este proceso, no obstaculizarlo. Además, tratar de dificultárselo irá claramente en tu contra en cuanto tu nuevo jefe se dé cuenta. Esa integración va desde los detalles más simples como enseñarle la empresa o dónde están los diferentes departamentos, hasta los detalles más importantes del proceso de trabajo o producción.
5. Adaptación mutua.
En ese proceso de integración, el trabajador debe ser también flexible. Los nuevos jefes llegan con ideas diferentes y lo más probable es que haya cambios. No seas impermeable a esos cambios y adáptate bien a lo que llegue, buscando si es necesario el lado bueno de las cosas.
6. Dale un tiempo de cortesía para juzgar su trabajo.
Antes hablábamos de que no había que prejuzgar en lo personal a tu nuevo jefe y que tienes que darle tiempo. También has de dar un plazo de cortesía en lo laboral. A veces los cambios y los resultados no llegan de un día para otro y por eso en necesario ser cauto con el trabajo que está haciendo tu nuevo jefe.
7. Si tienes dudas… ¡pregunta!
La mayoría de los jefes lo hacen pero si no, proponlo tú mismo. Nos referimos a una reunión de bienvenida, de introducción, en la que el nuevo jefe se presenta y resume un poco sus intenciones. Este tipo de encuentros ayuda a romper el hielo y a crear un clima de confianza así que es bueno que se lleven a cabo.
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