Muchos de nosotros tenemos o hemos tenido en algún momento pico de trabajo que pareciera que nos desbordan o periodos de estrés laboral cuya consecuencia más inmediata es que desencadenan en un cuadro de estrés que a su vez provoca múltiples problemas tanto a nivel psicológico como físico. Sin embargo podemos echar mano de algunos trucos y hábitos que nos permitan dominar ese estrés.
Sé inflexible por ejemplo en las horas que duermes porque una de las consecuencias del estrés es que empiezan a aparecer trastornos del sueño y es fundamental descansar bien y a poder ser las ocho horas recomendadas. No solo eso, también las horas de las comidas. No puede ser que un día comas a las cinco de la tarde, otro a las dos, que cenes un día a las doce de la noche y que otro ni cenes. No, hay que poner en orden tus hábitos.
También es importante que organices lo máximo posible tus tareas en el trabajo a través de una agenda ordenada, determinando un tiempo para cada labor. Con una planificación correcta evitarás que se te eche el tiempo encima y por tanto que aparezcan las prisas, la presión y el estrés. Dentro de esa planificación se incluye también el hecho de no acaparar tareas y apoyarse en los compañeros delegando en ellos.
Cuando salgas de trabajar hay que desconectar y dejar de pensar en el trabajo. Para ello, mira a tu alrededor y realiza actividades que te puedan permitir esa desconexión. Si tienes hijos, qué mejor forma de hacerlo que realizar con ellos alguna actividad (ir al parque, jugar con ellos, etc.). Si no los tienes puedes apuntarte a alguna actividad relacionada con alguna afición que tengas o realizar deporte.
Cuando somos víctimas de un cuadro de estrés laboral es muy fácil caer en malos hábitos como alimentarnos peor o comer mucha comida basura o que no nos conviene. Cuando la ansiedad por comer nos invada, sustituyamos esos alimentos menos saludables por otros como la fruta. Respecto al tabaco, trata de que el estrés no aumente el número de cigarrillos. Tampoco abuses del alcohol, sustitúyelo por otro tipo de bebidas o actividades.
Tanto en el trabajo como en casa conviene fomentar la comunicación, hablar más y mejor con los que nos rodean, y tratar de transmitir nuestros sentimientos y nuestras emociones. Con ello, lo que vamos a conseguir es sentirnos atendidos e incluso desahogarnos. El caso del entorno laboral es muy importante porque hay que hablar claramente del estrés si se sufre para entre todos ponerle remedio, no solo con los compañeros sino también con tus jefes que a lo mejor no son conscientes de la carga a la que estás sometido.
En la actualidad existen también diferentes técnicas encaminadas a frenar el estrés laboral. Hablamos por ejemplo de relajación y meditación como el mindfulness que ahora se ha puesto tan de moda. Este tipo de técnicas permiten que podamos asumir con naturalidad momentos de mucho estrés sin que eso nos pueda desestabilizar ni superar y también mejoran nuestra relación con la gente que nos rodea.
Si el cuadro de estrés que padeces te supera y no sabes ponerle remedio, acude a profesionales que te guíen y te ayuden a ponerle remedio. Hablamos por ejemplo de psicólogos o para casos más graves tu propio médico de Familia que podrá determinar desde un punto de vista más profesional qué tratamientos puedes seguir. Y no hay que avergonzarse por ello ni mucho menos, solo basta con reconocer que sufres estrés y tener la voluntad de hacer algo para evitarlo.
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