Tanto en la vida diaria como en el ámbito laboral, es muy común eso de poner excusas. A veces no lo son, y realmente son las causas por las que no podemos hacer algo. Pero en otras ocasiones la justificación es una coartada para no decir la verdad, una excusa, vamos, y cuando se convierte en algo habitual, nos puede perjudicar. Y obviamente, también en el terreno laboral. Vamos a hacer una recopilación de esas excusas que solemos poner en el trabajo y que si las tomamos como costumbre nos pueden pasar factura.
1. No tener tiempo.
Puede ser que alguna vez no tengas tiempo para algo en el trabajo. Imagina que te has comprometido a contestar un mail, a hacer una llamada, a ir a una reunión… y todo ello lo rechazas con un ‘no tengo tiempo’. Al final, de repetirlo, denotarás por un lado falta de organización y por otro falta de interés. Así que en el caso del teléfono o el mail, es importante hacer el esfuerzo de contestar. Serán unos minutos, y dejar claro de una manera diplomática que no vais a seguir hablando del tema. Si esa excusa la pones constantemente para compañeros de empresa, dejarán de contar contigo para otros temas que pueden interesarte y que pueden abrirte puertas.
2. Llámame más tarde.
Una variante más del ‘no tengo tiempo’ es el ‘llámame más tarde’ o ‘mejor llámame tal día’, y repetirlo varias veces aun con el mismo interlocutor. De hecho, repetirlo tres veces puede llegar a ser muy perjudicial. Normalmente estas excusas se dan con compañeros de trabajo pero no de tu empresa. Imagina por ejemplo clientes externos, o proveedores, o agencias… Lo peor es ni siquiera escuchar lo que van a proponer, ¡a ver si te va a interesar y ni los escuchas!
3. Mándame un mail.
En muchos trabajos es habitual atender una llamada o a un compañero y pedirle que envíe la información o la propuesta por correo electrónico. Si lo hace y no contestamos, obviamente habrá sonado a excusa porque… ¿Cuánto como mucho podemos dedicar a contestar un mail? ¿Cinco minutos? ¿Diez como mucho? De no hacerlo quedaremos mal. No cuesta nada contestar de manera diplomática si no nos interesa el contenido.
4. Estar reunido.
Es otra de las excusas ‘estrella’ para escaquearse de algún ‘marrón’ que nos cae. Pero ojo porque según los expertos, decir más de tres veces que estás reunido, se pondrá en duda tu eficiencia. Para que eso no ocurra, lo que deberías hacer es ponerte tú en contacto con esa persona que te llama en cuanto salgas de la reunión. Si estás en una reunión, claro.
5. Ha salido.
En la misma línea del ‘está reunido’ está el ‘ha salido’. Para ello tienes que tener una secretaria que coja el teléfono (lo que significa que tienes un cargo de cierta relevancia) o un compañero que haga las veces de cómplice. Cuando llaman varias veces y la excusa es siempre la misma, pensarán que nunca estás en tu puesto de trabajo. Basta con hacer lo mismo que con las reuniones, llamar al interesado al llegar y mostrar interés para que no se dañe tu reputación.
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