Las situaciones que te pasan cuando empiezas a trabajar en el extranjero
Cuando empezamos a trabajar en un nuevo sitio, es normal que los primeros días estemos algo desorientados porque no conocemos ni el lugar ni los compañeros de trabajo y porque son muchas las dudas sobre las tareas que debemos desempeñar. Esa desorientación lógica al empezar en un nuevo trabajo no es nada si la comparamos con nuestros primeros días en un trabajo en el extranjero.
En ese caso, a las dudas propias de un nuevo entorno laboral hay que añadir las que surgen a causa de las costumbres diferentes de ese país, del idioma y de la tramitación de los documentos necesarios para trabajar y residir en ese lugar. En otras palabras, un lío del que no es fácil salir indemne.
Entre las situaciones habituales que te pasan cuando empiezas a trabajar en el extranjero destacan las siguientes:
- Sentir que la gente pasa de ti. Hasta ahora estabas acostumbrado o acostumbrada a que los extranjeros fueran los demás en España; ahora eres tú la persona extranjera en otro país y, dependiendo del lugar y del carácter de las personas con las que trates en el día a día, la sensación de que no te hacen caso será más o menos intensa.
- Querer volver a casa. La tentación de querer regresar a España cuanto antes es más fuerte en los primeros días que pasas en otro país. Superado ese momento de miedo o incluso pánico inicial, todo será mucho más fácil.
- Perderte por las calles. Cuando empezamos a trabajar en un país nuevo para nosotros no sólo estamos perdidos en sentido figurado, sino también en sentido literal porque aún no conocemos la ciudad.
- Todos saben que eres español aunque hables en otro idioma. Una de las cosas que más te sorprenden en los primeros días que pasas en otro país es la facilidad que tiene la gente para identificar tu procedencia sólo por tu acento al hablar en inglés.
- Tener una sensación de vacío. Hasta que conocemos gente y hacemos nuevas amistades, en la primera etapa de nuestra experiencia laboral en el extranjero es normal tener una sensación de vacío ante el cambio y la soledad. Eso sí, la adaptación es, casi siempre, cuestión de tiempo.
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