1. Joyeros
Nos referimos al joyero como tallador de diamantes por ejemplo, de aquél que fabrica directamente las joyas, no al vendedor en el mostrador o al diseñador. La llegada de las máquinas y de la tecnología puede poner fin a la tradición de maestros joyeros.
2. Agricultores y ganaderos
Es obvio que nunca desaparecerán en sí mismas estas dos profesiones porque seguimos alimentándonos de productos de la tierra y animales, pero sí que cambia el modo artesano de organizarse. Por ejemplo en el entorno más rural ya no hay pequeños ganaderos o agricultores con sus rebaños, ya solo hay explotaciones inmensas, verdaderas máquinas de producir alimentos, lejos de la esencia de ambas profesiones, tan arraigadas en España y en el resto del mundo, tal vez las más antiguas de la humanidad.
3. Afilador
Aún hoy podemos seguir oyendo el sonido de esa harmónica que nos avisa que viene el afilador y es hora de bajarle nuestros cuchillos y tijeras para que nos los afile. Pero esa figura (con su típica bicicleta) es cada vez más residual. Tal vez por el modo de vida, que hay poca gente en sus casas en horario laboral, o porque simplemente preferimos directamente comprar otros cuchillos cuando los nuestros no cortan, lo cierto es que ya son pocos los afiladores que recorren nuestras calles.
4. Tapicero
Pasa lo mismo con los sillones y los sofás. Cada vez hay menos gente que se dedique artesanalmente, con su taller de barrio, a tapizar. Decenas de ellos han cerrado y estos artesanos han tenido que reciclarse para seguir sobreviviendo.
5. Madera
El negocio de la madera está ya en manos de grandes empresas, en enorme factorías. Las máquinas han sustituido a las curtidas manos del artesano que con sus tradicionales herramientas daba forma a la madera para convertirla en cualquier artículo que necesitáramos.
6. La guarnicionería
A los más jóvenes, esto de la guarnicionería les sonará a ‘guarnición’, pero ya os adelantamos que no tiene nada que ver con la gastronomía. El profesional de este noble arte se dedica a fabricar a mano las sillas para montar a los caballos. Cada vez existen menos en España y los que hay, ya mayores, están sobre todo en Andalucía. Aprendieron el oficio de sus padres pero ahora sus hijos no van a hacer lo mismo e irremediablemente se irá perdiendo.
7. Zapatero
Al igual que con el tapicero, cada vez es más difícil encontrar un zapatero en el barrio. Sí, ese zapatero remendón que también ha aprendido su oficio de las manos de su padre en ese pequeño taller desordenado y lleno de cachivaches con ese característico olor mezcla de pegamento y cuero. Ahora, los bajos precios del calzado que nos ponemos, por su baja calidad, hacen que prefiramos tirarlos a repararlos y no necesitemos ya sus servicios.
8. Piconero
Sobre todo en los pueblos, hace años, se podía encontrar la figura del piconero. Aún hoy existe en Andalucía por ejemplo. Se trata de un artesano que fabrica carbón vegetal a base de ramas de encina, jara o pino, que se emplea para los braseros. Después, colocando la menuda leña en gavillas, se quema y después de cinco o seis horas se apaga con agua. Tras su secado está lista para ser depositada en sacos para su transporte.
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Crear un nuevo curso de joyería y me apuntaré el primero