1. ¿Dónde instalar el router?
La primera de las decisiones que se han de tomar es en qué vivienda se instala el router, del que emana la señal WiFi. Para ello se tendrá en cuenta la situación de cada vivienda y dentro de cada una de ellas, de cada habitación. El dichoso aparatito habrá de colocarse en un lugar centrado, que dé cobertura a todos los que quieran acceder a su señal. Ojo porque el titular del contrato será aquél que albergue el router, y esto tiene sus implicaciones.
2. Titular del contrato
Ser el titular del contrato de servicio tiene sus implicaciones. Por un lado, la cesión de todos tus datos y domiciliación bancaria. En caso de algún problema con la compañía, el titular es el único que responde, no el vecino que paga, por decirlo así, bajo cuerda, y cuyo compromiso no está sujeto a ningún contrato. Cualquier problema con la facturación también afectará solo al titular oficial.
3. Velocidad
Una de las principales dudas a la hora de compartir la señal WiFi es la de si la velocidad de navegación se verá afectada por ello. La respuesta es obvia: sí. Y es que los expertos en la materia comparan internet como un canal en el que, cuantas más embarcaciones haya, más difícil se hará navegar. Así que antes de dar cualquier paso, asegúrate del número de dispositivos que se pretenden enganchar a la red compartida (smartphones, tablets, ordenadores…).
4. Seguridad
Otro de los temas que más preocupan en una red WiFi compartida es la de la seguridad. ¿Están a salvo mis contraseñas? La respuesta es que no lo están. Sobre todo si el router no está en tu casa y eres tú el que se engancha a la red del vecino. Y es que el que tiene el router, tiene el poder. Así, puede acceder a claves y contraseñas del vecino que se engancha a su red. Obviamente, alguien a nivel usuario no puede hacerlo ya que se necesitan conocimientos específicos para ello. También existe la posibilidad de acceder a cuentas y contraseñas al revés, pero es más complicado.
5. Tema legal.
Cuando te enganchas a una red WiFi estás navegando con una dirección IP concreta, y eso también tiene implicaciones legales. Nos referimos a posibles delitos que se cometan con la descarga de archivos. Imagina por ejemplo temas relacionados con la pedofilia o la pederastia. La IP que queda ‘señalada’ es la de la red WiFi, y si tu eres el titular te verás envuelto en problemas aunque luego puedas demostrar que no has hecho nada, pero el quebradero de cabeza no te lo quita nadie. Por eso es importante que si compartes la red lo hagas con alguien de absoluta confianza.
Si estás buscando empleo en el sector de limpieza, esta oportunidad podría interesarte. Se necesitan…
Comienza uno de los meses más importantes para el consumo en España (con permiso de…
En ocasiones (muchas, además), el tipo de trabajo que realizamos es causante directo de nuestros…
¿Conoces todos estos atajos del teclado para ganar tiempo con tu ordenador?
Lidiar con el papeleo y la legislación vigente resulta, en ocasiones, complejo y engorroso. Y…
Prepararse para una oposición puede ser una tarea titánica que, al final, puede no dar…